El patrimonio cambia de status......
Hasta hace muy poco, muchos de los cocineros que conforman lo que podría llamarse "la última generación" de los que ofician esta actividad en Venezuela entre los cuales me incluyo y variopinta por demás, nos preguntábamos cual iba a ser el futuro y quienes serian los protagonistas de ese fragmento de la historia que estaba por llegar, esa pregunta quedaba sin respuesta al no ver con claridad la avanzada de jóvenes cocineros que se estaba gestando, hoy, no es para nada difícil reconocerlos y mejor aún, se ha convertido en un acto de fe y en una responsabilidad para nosotros el formarlos para que caminen hacia el punto de encuentro donde recibirán el testigo que los convertirá en los potenciales encargados del desarrollo y la evolución de nuestra cocina de ahora en adelante. Tengo un buen tiempo convencido de que la cocina venezolana o en Venezuela para no entrar en disputas conceptuales, va a ganar prestigio gastronómico de la mano de las generaciones futuras, sin restarle mérito a todo lo que ha ocurrido en los últimos veinte años y a todo el que haya colaborado con esa gestión, es obvio que todo eso ha servido fundamentalmente para preparar un terreno donde se construirá el escenario para lo que viene. Los centros de formación para cocineros, la presencia cada vez más participativa en las cocinas que dirigimos, las prácticas y labores en otras latitudes, el acceso a múltiples recursos en procura de información y de conocimiento de parte de estos jóvenes deja ver con claridad que "nuestra cocina" va a ser diferente en un futuro no muy lejano, y ellos conducirán ese camión cargado de una historia ya escrita y de otra por escribirse.
Hasta hace muy poco, muchos de los cocineros que conforman lo que podría llamarse "la última generación" de los que ofician esta actividad en Venezuela entre los cuales me incluyo y variopinta por demás, nos preguntábamos cual iba a ser el futuro y quienes serian los protagonistas de ese fragmento de la historia que estaba por llegar, esa pregunta quedaba sin respuesta al no ver con claridad la avanzada de jóvenes cocineros que se estaba gestando, hoy, no es para nada difícil reconocerlos y mejor aún, se ha convertido en un acto de fe y en una responsabilidad para nosotros el formarlos para que caminen hacia el punto de encuentro donde recibirán el testigo que los convertirá en los potenciales encargados del desarrollo y la evolución de nuestra cocina de ahora en adelante. Tengo un buen tiempo convencido de que la cocina venezolana o en Venezuela para no entrar en disputas conceptuales, va a ganar prestigio gastronómico de la mano de las generaciones futuras, sin restarle mérito a todo lo que ha ocurrido en los últimos veinte años y a todo el que haya colaborado con esa gestión, es obvio que todo eso ha servido fundamentalmente para preparar un terreno donde se construirá el escenario para lo que viene. Los centros de formación para cocineros, la presencia cada vez más participativa en las cocinas que dirigimos, las prácticas y labores en otras latitudes, el acceso a múltiples recursos en procura de información y de conocimiento de parte de estos jóvenes deja ver con claridad que "nuestra cocina" va a ser diferente en un futuro no muy lejano, y ellos conducirán ese camión cargado de una historia ya escrita y de otra por escribirse.
